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- Un niño ha quedado dentro. Si el niño está en una situación que pueda ser peligrosa, por ejemplo un bebé que ha quedado sobre una mantita de juegos y que puede moverse por la casa, se tendría que llamar a los bomberos para que acudan de manera urgente. Pero si se trata de un niño que está en su cuna durmiendo o en su cama, se puede llamar a un cerrajero urgente. Suelen acudir en un plazo de tiempo muy breve y abren la puerta sin problemas, siendo por lo general más económico que el llamar a los bomberos.
- Un mayor desvalido. Si en el interior de la casa hay una persona mayor que no puede moverse, la manera de actuar sería la misma que si hay un niño. Si esta persona tiene a mano un teléfono y puede contestar, lo mejor es llamarle para darle tranquilidad y contarle lo que ha pasado y que se está esperando por un cerrajero y en breve se accederá de nuevo a la casa.
- Una olla al fuego. Esto es algo más frecuente de lo que parece. Dejamos una olla al fuego, salimos un momento a recoger un paquete al buzón o a bajar la basura y hemos cerrado la puerta sin darnos cuenta de las llaves están dentro. Y hay algo al fuego o un aparato enchufado que no debería de estar sin supervisión. En casos en los que se puede prender fuego o se huele ya a quemado, lo mejor es llamar directamente a los bomberos para que abran la puerta. Pero si se trata de una comida al horno o a fuego lento que no vaya a arder en un plazo de tiempo razonable, un servicio urgente de cerrajería puede ser lo adecuado para que abran la puerta rápidamente y podamos entrar.
- No tenemos otra manera de acceder a la vivienda. A veces, no vale de mucho esperar porque no vamos a tener otra forma de acceder a la vivienda que la de recurrir a un servicio de cerrajeria urgente 24 horas vigo ya que, tal vez, nadie más tenga las llaves de nuestra casa. Si no hemos sido precavidos o no teníamos a nadie de confianza a quién dárselas, no nos quedará más remedio que llamar para que abran la puerta.