Famosas por elevar el nivel de protección y de seguridad del edificio, las puertas blindadas y acorazadas plantean un beneficio adicional que la mayoría de usuarios ignora: el aislamiento térmico y acústico.
El uso de puertas acorazadas en Vigo y otros municipios aparece como una solución parcial —pues debe acompañarse de otras medidas— al problema de la eficiencia energética. Las puertas y ventanas son el principal punto de entrada de las filtraciones. Debido a un aislamiento inadecuado, estos elementos constructivos pueden encarecer la factura de la luz y disminuir el bienestar en interiores, incapaz de frenar la contaminación acústica.
Por el contrario, instalar una puerta acorazada ayuda a reducir la dependencia energética en cualquier época del año. Y es que favorece que el inmueble conserve adecuadamente el calor y el frío, sin filtraciones ni humedades. A medio y largo plazo, el impacto del gasto eléctrico se rebaja y, con él, la huella energética de la vivienda en el medio ambiente.
Este tipo de puertas también demuestra ser eficaz para combatir un mal epidémico en cualquier centro urbano: la contaminación sonora. Según el reciente ‘Atlas Urbano de la Sostenibilidad en Galicia’, los ruidos del tráfico rodado afectan a 7 de cada 10 personas en esta comunidad autónoma. Con ayuda de puertas con aislamiento acústico, es posible amortiguar los sonidos del exterior.
Más allá de su aislamiento térmico y su sostenibilidad, las puertas blindadas y acorazadas proporcionan un grado de tranquilidad que ninguna cerradura del mercado puede igualar. Se fabrican en madera maciza con un refuerzo de placas de acero en su interior, que le otorgan una protección superior al resto de puertas del mercado.
Asimismo, la variedad de diseños de puertas acorazadas facilitan su integración en el estilo decorativo de la vivienda. Sus acabados adoptan las más diversas formas y colores, siendo posible su personalización al gusto del cliente.