Ha sido un proceso natural en el que, poco a poco, hemos empezado a disfrutar más de la naturaleza al aire libre, sobre todo haciendo senderismo. Cuando empezamos a viajar, quisimos conocer las grandes ciudades y las grandes capitales. Al final, son ciudades como París, Nueva York o Berlín las que tienen ese tirón, un cierto encanto que las convierte siempre en viajes deseados. Pero, como digo, poco a poco empezamos a cansarnos de ese turismo urbano y empezamos a disfrutar de unos viajes diferentes, más tranquilos y asequibles.
Porque está claro que nos gustaría ir a hacer senderismo al Himalaya, pero nos queda un poco lejos y todavía hay mil y un rincones por aquí cerca que debemos conocer. Por ejemplo, en nuestro último viaje, tomamos barco a isla de ons y nos fuimos a disfrutar de las Islas Atlánticas. Nos habían hablado muy bien de ellas unos amigos senderistas que, como nosotros, buscan lugares alejados del mundanal ruido.
Porque incluso cuando se trata de hacer senderismo también existen lugares famosos y frecuentados. Todas las regiones tienen rutas que se llenan los fines de semana. Recordamos el pasado verano hacer la Ruta del Cares en Asturias y “no cabía un alma”. Claro que no es lo mismo que ir caminando por la Gran Vía de Madrid o las Ramblas de Barcelona, pero son itinerarios tan bonitos y famosos que terminan por masificarse un poco.
Por eso nosotros intentamos buscar rutas de senderismo un poco más especiales. Y cuando tomamos el barco a isla de ons sabíamos que estábamos ante unas rutas diferentes. Y es que para visitar Ons o las propias Cíes se necesita una autorización especial. Eso provoca que no sean destinos masificados ni mucho menos. Con esta autorización, la Xunta busca contener el flujo de viajeros facilitando la conservación del medio ambiente.
De esta forma, haciendo senderismo por Ons o por las Cíes no te vas a encontrar miles de personas como en otras latitudes. Y esto es lo que nos gusta ahora: tranquilidad y camino para disfrutar de la naturaleza.