Viajar sigue siendo mi gran pasión, pero con los años he ido cambiando el estilo de viaje. Del estilo mochilero sin billete de vuelta a organizar muy bien los viajes que suelen ser más cortos, menos ambiciosos y más centrados en otra clase de experiencia que sentir la emoción de lo desconocido, como antes. Y son dos las facetas que están centrando mis últimos viajes. Por un lado, la gastronomía y, por otro, el vino, un maridaje perfecto.
Y si hay una tierra donde la gastronomía está en perfecta armonía con el vino esa es Galicia. En nuestro último viaje por tierras gallegas pusimos mucha atención a escoger una ruta enoturística que nos permitiera conocer algunas bodegas, y, por supuesto, probar sus vinos. Una de nuestras mejores experiencias fue comprar vinos bodega conde de albarei. En un principio, solo íbamos a visitar la tienda, y comprar un par de botellas, pero cuando llegamos allí nos apuntamos a una visita guiada en la que nos hicieron un recorrido por toda la historia del viñedo de la zona y del albariño.
Debo decir que me gusta mucho el vino y me gusta coleccionar, pero tampoco soy un experto. Y sobre todo adolezco un poco en conocimiento sobre vinos blancos. Desde siempre he sido mucho más aficionado a los tintos, y tenía una cuenta pendiente con los blancos que ha empezado a ser saldada con este viaje a Galicia y esta experiencia tras comprar vinos bodega conde de albarei.
Porque el albariño parece que ha nacido para combinar con los mariscos y el pescado gallego. Y durante este viaje lo hemos comprobado muy bien. Pero ni mi pareja ni yo somos solo de comer y beber y ya está: nos gusta empaparnos de la historia de la gastronomía de cada lugar, de cómo unas recetas han llegado a transformarse en platos tan representativos de cada lugar y como el vino ha ido adquiriendo esa prevalencia en cada territorio según las características del clima y de la tierra de cada zona. Y es así como ahora disfrutamos de los viajes, degustando las delicias de los destinos, pero también entendiendo su historia.