Abogados

Una de tantas historias

El año 1977 marcó una importante lidia de clases en la España de los setenta. La economía no resistiría el impacto de las dos crisis petroleras por el lado internacional, pero el «middle class» español anhelaba desde hacía mucho la libertad que le otorgarían los primeros pasos de modernización y avance tecnológico.

 

Los abogados surgieron como respuesta a ese ansiado cambio, ya que se les consideraba expertos en todos los aspectos legales – tanto en la vida pública como privada – siendo sus conocimientos muy cotizados dentro del mercado laboral.

 

En Vigo, una ciudad situada al norte gallego cerca del Atlántico, este sector fue particularmente favorable para aquellas personas sin recursos económicos para poder acceder a un puesto de trabajo remunerado. Esta generación de abogados buscaron y encontraron su sitio en la incipiente industria legal; usando estratégicamente todos los recursos educativos y formativos que existían para ellos, ganando credibilidad gracias al respeto que gozaban entre sus clientes y compañeros profesionales.

Y así fue como, un día cualquiera del mes de mayo estábamos fuera del Juzgado Nº 3 de Vigo; allí estaban aquellas primeras figuras jurídicas dispuestas a luchar por los casos más conocidos y complicados que se les presentarán. Desde disputas familiares por herencias bien merecidas hasta conflictos ideológicos provocados por discrepancias políticas e incluso problemas con vecinos durante disputas civiles… ningún caso escapaba a aquel «abogado en vigo«, quien hizo mucho esfuerzo en creer con su ahínco y entrega que siempre hay salida aunque parezca impensable encontrarla.